Entrevista  a  
Nito  Mestre  y  Raúl  Porchetto


En Propuesta Nº 11 – Noviembre de 1978








LO  QUE  PASÓ  

Y  LO  QUE  SE  VIENE 





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Esta entrevista fue realizada por Alejandro Correa en octubre de 1978. Nito Mestre tenía por detrás entonces, además de su trayectoria con Sui Generis, dos discos con su nuevo grupo Los desconocidos de siempre, en el que estaba desarrollando su faceta de compositor. Raúl Porchetto había debutado discográficamente en 1972 con su trabajo Cristo Rock y su participación en el Acusticazo. Le siguieron Porchetto en 1976, Chico Cósmico en 1977. El disco en preparación que menciona en la nota es Volando de vida, editado en 1978. Ambos hacían coincidido además, en la formación PorSuiGieco, cuyo único disco, al que se hace mención en la entrevista, salió en 1976. Este grupo había sumado a los considerados exponentes del llamado rock acústico: Sui Generis, Porchetto, María Rosa Yorio y León Gieco. Poco antes de la entrevista, se había presentado nuevamente como grupo en el llamado Festival del Amor. 




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¿Cómo ven la evolución de la música popular en los últimos tiempos?



Nito – Evolución hubo, pero se paró, por varias cosas. Primera y fundamental, que no hay plata. Otra es que se fueron varios músicos. Por otro lado, debe haber muchos músicos nuevos a los que les cuesta mucho hacer algo. Que hay buenos músicos es seguro, violeros, bajistas, bateristas muy buenos, pero están disgregados o por problemas de guita no pueden hacer nada. O se forma un grupo, como Señor Zutano, que ensaya muchísimo pero no labura nunca. Eso jode muchísimo. Aún así, creo que musicalmente se evolucionó; los tipos nuevos, por ejemplo, tienen de bueno que son más profesionales que antes, profesionales en el buen sentido de la palabra, por ejemplo se preocupan más por el sonido que nosotros cuando empezamos, que con tal de tocar ibas y tocabas con el sonido que te ponían.


Raúl – No ha habido posibilidad de expresión para los grupos nuevos, por la cuestión económica y aparte porque se pasó una época en que muchos grupos se fueron y hubo ausencia de composición; la gente se empezó a deslumbrar con las conquistas técnicas, todos los músicos estuvimos un poco confundidos con eso, y la gente no tuvo con qué identificarse. Hay mucho virtuosismo, pero…

Los años ´60 fueron esencialmente años de melodía. En los años ´70 se avanzó un poco, armónica, rítmica e instrumentalmente, pero no se avanzó en composición. Pienso que el fin de esta década y los ´80 van a ser como los ´60, se va a utilizar todo eso en función de la melodía, y va a haber un nuevo surgimiento. De cualquier manera, lo que pasó es superpositivo, porque crecimos un toco a todo nivel.


Nito – Últimamente no hubo ningún hecho trascendente, ni el Festival del Amor, que aunque llevó a 14.000 personas no fue, para mí, una cosa que cambió algo, sino, por el contrario, fue como el final de algo.



Hay medios que plantean que el rock se viene abajo, que todo lo que en un momento servía hoy no sirve más. Por ejemplo, “Clarín” dice que en este momento la gente escucha otro tipo de música. ¿Ustedes qué piensan de eso?



Nito – No creo que sea la misma gente que gustó de este tipo de música la que hoy se pone a escuchar los Bee Gees de Fiebre del Sábado por la noche…


Raúl – Además hubo un cambio generacional. Lo que sí, puede haber un poco de culpa en el músico, es que quizás mucha de la música que hemos estado haciendo no refleja a un tipo de 25 años, eso sí sería para preocuparse. Entonces es como que salió una generación y la nueva está empezando a conocer.


Nito – Además, si vos querés grabar algo que refleje a un tipo de más de 20 años, no podés, ¿quién te lo va a querer grabar?



¿Qué alternativa tomás ante eso?



Nito – Cuando pensás en eso ya lo obviás, entonces escribís de otras cosas que te pueden pasar a vos, personales. Además, por ser más introvertido, estas son las letras que más me salen; pero no sé qué pasaría si no existiera esa censura comercial. De repente me largaría.


Raúl – La gente está esperando que se le den mejores espectáculos. Arriesgarte a pagar una entrada que supera las 300 lucas, para ver algo que de repente no te deja nada, no te emociona, y te muestra ansiedades, no sé, uno se cuida.


Nito – Se da un círculo. Al músico también le pasa. A veces me agarran unos bajones increíbles, porque todo está así, achanchado, y eso la gente en los recitales te lo transmite. Además, todos los medios están hablando de eso; agarro una revista y habla de la “decadencia del rock”, voy a la grabadora y dicen “se venden 3 veces menos discos que antes”… Bueno, no te digo que me pongo a llorar, pero que te afecta, te afecta.



¿Qué perspectiva le ven al asunto?



Raúl – Yo creo que va a venir una época muy buena. No nos vamos a quedar como los tangueros del 40, llorando; porque nos criamos amamantando una cosa de polenta, más allá de todo el bajón momentáneo. Hay polenta, y eso se va a reflejar en la música, y en los tipos que la están haciendo, y en la gente. Pienso que va a haber más composición, y más identificación con la gente; menos prejuicios, hasta ahora hubo como una autocensura, había que crear de determinada manera. Pienso que ahora va a haber más libertad compositiva. A partir de ahora se van a hacer cosas superlúcidas, porque además todo el mundo está hartado. Vos comprás long plays y te quedás con que el bombo o la batería mata, qué sonido el del redoblante, qué sonido el bajo, ese tipo está tocando cada vez mejor, pero falta música. Eso antes no pasaba, te volvías loco con el tema, y después te fijabas lo que tocaba cada tipo. Esos temas que no te daban tiempo a buscar el bajo, porque el tema ya te había dado vuelta.


Nito – Está bien que la época venga medio acelerada, pero… Por ejemplo, el jazz rock: me gusta escucharlo, pero me parece una música fría. Creo que la gente ahora está medio volcada a una música más fría. Quizá la gente está más fría, porque vive otros problemas, y se fija más en todo lo superficial. Ahora va a venir algo, pero para eso va a tener que pasar tiempo. Por sobre todo, supongo que de acá a un tiempo, va a salir algún grupo –seguramente nuevo- que tenga algo que llame a la gente.



¿Qué perspectivas tienen ustedes para el futuro?



Nito – Ahora lo que más me interesa es tratar de ser mejor músico, tratar de componer cosas distintas. Otra es estudiar, flauta y canto, pero más en serio, por ciertos bajones personales que me pasaron y no quiero que se repitan, como que venga alguno a criticarme por ese lado. Me preocupa fundamentalmente ser reconocido como músico. La actitud no me interesa tanto. Otra cosa: que el grupo suene cada vez más a grupo, me parece que puede dar muchísimo más. También tratar de sacarme un poco las presiones que tenés para componer.


Raúl – Yo estoy esperando que salga el nuevo long play, al que le tengo mucha fe, creo que salió bien redondo. Estoy superconforme con el sonido, con la forma de tocar, de cantar, y sobre todo con la composición. Además hay posibilidades de sacarlo en el exterior: en Brasil y quizá EE.UU.



¿Tenés idea de irte?



Raúl – No. Me iría para aprender, conocer, pero no definitivamente. Me pareció siempre que yo tenía que hacer la puntada de acá.



¿Quieren agregar algo más?



Nito – Sí. Yo no sé dónde leí, si en la revista de Uds. u otra, algo que me parecía que estaba mal: decía que estaba mal que un grupo se separe, que es un síntoma de decadencia, y a mí me parece exactamente lo contrario; quizá la gente, de afuera, ve que un grupo se separa y lo quiere seguir viendo, y dice: “Uh, estos se pelean por problemas de ego, etc.”, pero para mí eso no es lo general, hay veces que terminás una cosa y querés hacer otra cosa nueva.


Raúl – Yo creo que es un acto de honestidad.



Creo que te referís a una nota de Grinberg del número siete de Propuesta, supongo que él quiere significar que acá no se ha dado un grupo como los Rolling Stones o Led Zeppelin, que hace tantos años que están tocando.



Nito – Si se refiere a eso, acá está Vox Dei. Pero no está mal ni que esté diez años ni que se separe.


Raúl – La durabilidad no da ninguna garantía de calidad. Incluso yo creo que este medio es superhonesto, porque sabe que podría currarlo durante largo tiempo, por ejemplo lo de PorSuiGieco, podía haber dado cualquier plata, y sin embargo, como cada uno estaba en su cosa, salió un solo disco.


Nito – Otro error de la gente es hablar de superestrellas. Acá no hay ninguna superestrella, o estrella siquiera. Para mí, ¿sabés lo que es una superestrella? Un tipo que tiene un talento impresionante, y que tiene una cantidad de mosca para hacer lo que se le ocurra. Pero acá, ¿quién tiene eso? Nadie. Porque a duras penas, los músicos a veces tienen casa propia. Superestrellas son Paul Mc Cartney, John Lennon, Peter Frampton, pero acá no hay.



¿Qué opinan de los recitales masivos? ¿El músico no es culpable también de lo que viene sucediendo?



Raúl – Es cierto, tiene un poco de culpa el músico que sabiendo las condiciones que hay, va a tocar. Pero, ¿sabés qué pasa? La única justificación que tiene, es que hay tan poca plata que a veces no podés darte el lujo. A veces lo tenés que hacer por plata.


Nito – En el recital donde estuvimos con Seru Giran y otros, tuvimos la culpa todos los que estuvimos ahí, por transar con esa gente. Yo me di cuenta tarde, tardísimo. A veces, yo tengo ganas de ocuparme de la parte organizativa, pero me empiezo a despegar de la parte musical. Entonces llega un momento en que me harto y digo: al diablo con todo esto, yo me voy a dedicar a componer temas, y todo lo demás se lo voy a encargar a alguien. Lo ideal sería tener tanto equilibrio como para terminar de componer, ir al centro, hablar con la grabadora, te tira 12.500 pálidas, hablar con un representante, te tira otras pálidas, te enterás de precios, después volvés a tu casa tranquilo y contento y componés un tema maravilloso. Eso sería el ideal, pero eso no pasa. Tenés que desligar algunas responsabilidades y a veces te podés equivocar. Yo, cuando paso una semana sin ir a la grabadora, vivo feliz, pero cuando me ocupo de todo, llego a la noche a casa sin ganas de nada. Para mí el músico no puede estar en los dos lados a la vez.



Pero, por ejemplo, tu recital salió muy bien, o sea que se puede…



Nito – Más bien que se puede, lo único que te digo es que yo, durante todo ese tiempo, tenía que estar jugando un papel doble que me gastó la croqueta. Eso no lo puedo hacer toda la vida. Por eso es que no vamos a hacer muchos recitales, y no vamos a hacer recitales con más gente. Porque no nos da el cuero; pero nos dimos cuenta después de bastante tiempo. Yo, por ejemplo, no voy a tocar más en ningún festival masivo, a lo sumo con otro grupo, no tocar más en el Luna Park, de acá a un tiempo muy largo, hasta que no cambien las cosas. Si no, hacerlo como lo hicimos esta vez, que salió bien. Pero te digo que cuesta mucho.



Gratis, a esta altura del partido, se sabe que no te sale nada…




Raúl – Otra de las cosas con la que la gente sigue teniendo prejuicios, es que un grupo de rock vaya a la televisión, y para mí es lo más perfecto que hay, te estás metiendo en un lado que no es común que te metás. Siempre y cuando hagás lo que vos querés, está perfecto, porque si directores de 25 años como el que me presentaron hoy, estuviesen en televisión, en radio, como asistentes y todo lo demás, te puedo asegurar que sería muy distinto. Si nosotros nos metiéramos más ahí, haciendo lo nuestro, mataría. Porque se ganaría campo, desplazaríamos. Si nosotros no vamos, ese espacio lo va a ocupar otro tipo de característica musical, y eso es lo peor que te puede pasar. Si vos para ira a televisión, o para dar un recital tuvieras que modificar algo, o tuvieras que hacer otra cosa, o te prestaras al juego que generalmente encontrás en ese tipo de programas, entonces si es criticable. Pero si vos seguís haciendo lo mismo, al contrario, porque ahí tenés una audiencia de no menos de un millón de personas, entonces, ¿qué mejor que te conozcan? Lo contrario es estar alentando una cosa elitista.


Nito – Si a cinco mil personas que antes no te habían escuchado, lográs que le guste o entienda un poquito más, ya está perfecto. Yo hace tres o cuatro años tenía mil prejuicios, venía un tipo de Coca Cola a hablarme y lo mandaba a la mierda; y ahora no, porque yo sé que si no lo hago así no lo hago. Ahora bien, si el tipo viene y te dice: “mirá negro, yo te digo que hagas esto y en algún momento te tomás una Coca-Cola”, o cualquier trenza así, si vos entrás ahí, ya cambia… Pero lo básico es utilizar los medios, para lo que vos tengas ganas de hacer, que se supone que para eso están. Si lo podés usar, ya sea la televisión, la radio, la Coca Cola o la Pepsi Cola, o al mismísimo Rockefeller, para que te banque un recital, está bien.






El reportaje terminó. Al escuchar la grabación, nos da la impresión de que Nito y Raúl son dos tipos muy lúcidos con respecto a lo que hoy sucede con el rock. Lo que Raúl dijo sobre la sobrevaloración de la técnica y la subvaloración de la melodía, explica en parte la nostalgia por las primeras épocas de muchos de nosotros. Por otra parte, nos dejó pensando largo rato la referencia de Nito de que, quizá, la gente inmersa en sus preocupaciones vea lo más frío y superficial. De la misma manera, nos alerta la afirmación de Raúl de que, a veces, hay músicos que deben optar por participar en un espectáculo que no ofrece garantías por el problema económico. Para ser más claros, creemos que ante tal situación al músico se le presenta la necesidad de una elección: o ajustar los cinturones y mantener su propuesta artística tal cual la concibió, o hacer una “prioridad de estómago” en desmedro de la honestidad hacia el público. Creemos que el primer camino, a la larga, lleva a establecer una comunicación más real y a ganar terreno perdurable, aunque sea lentamente. El segundo camino, aún con las mejores intenciones, suele ser el trampolín hacia un espacio donde el músico deja de tener control sobre su obra; es arriesgarse a multiplicar por mil las presiones que habitualmente actúan sobre cualquier músico. Así comienzan a surgir las “superestrellas”, superestrellas entre comillas, superestrellas del subdesarrollo, ya que como dice Nito las verdaderas superestrellas no están en nuestro país. La situación se torna así más lamentable, pues la libertad creativa es abandonada no por sumas multimillonarias sino por mucho menos. Volviendo a estos dos músicos, no podemos dejar de reivindicar su honestidad en el caso de PorSuiGieco, y felicitar a Nito por haberse jugado tras la disolución de Sui Generis, dejando de lado las posibilidades que su nombre le ofrecía como baladista de la pavada, buscando ampliar su horizonte musical a través de un grupo. También somos conscientes de lo esforzado que resulta a un músico dividirse entre la creación musical y lo organizativo. Es más, a casi todo artista de este tiempo se le presenta el problema, así surgió el teatro de cooperativa, idéntica forma a la adoptada por muchas orquestas sinfónicas o el grupo MIA dentro del rock. Pero, aunque comprendemos eso, también creemos que este es un tiempo de dificultades y todo esfuerzo es válido si se tiene en cuenta que se trata de algo que se vuelca sobre el público. Un público que también se gasta la croqueta todos los días con sus problemas, que a veces también quisiera hacer música y no puede, y que pretende al menos recibir cosas limpias de aquellos que han elegido hacerlo.

Esperamos, de alguna manera, que este tipo de diálogos fructifiquen en un panorama promisorio para nuestra música contemporánea. Por eso invitamos a todos, músicos conocidos o no y público, a dar sus opiniones en nuestras páginas. Recordando, para que no se vuelva a caer en lo mismo de siempre, que lo que un medio exponga nunca es más importante que la música misma; en este caso, que es más valiosa una melodía honestamente ofrecida por Raúl Porchetto o Nito Mestre, que lo que nosotros o ellos mismos opinen de la cosa.





Reportaje: Alejandro Correa


Texto: Néstor Mosaico


Fotos: Alberto Lessi y Beto Rodríguez