ENTREVISTA   A   ÁNGEL   ELIZONDO


En Propuesta Nº 11 – Noviembre de 1978








MIMOS   EN   ACCIÓN



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Esta entrevista fue realizada por Oscar Salorio a los pocos días del estreno de “La leyenda del Kakuy”, en el teatro Estrellas de la Capital Federal, por la compañía de mimo de Ángel Elizondo. Días después, tras un mes en cartel, la obra fue prohibida por la dictadura militar, a través de una disposición municipal. Se alegaba para ello “amoralidad”, refiriéndose al desnudo de los actores y a la temática del incesto propia de la leyenda.

En realidad, toda la obra de Elizondo y su compañía en los años de plomo fue un permanente tira y afloje con los militares en el gobierno. La siguiente obra –que menciona al final de la entrevista-, “Apocalipsis, según otros”, fue estrenada en 1980 en el Teatro Picadero, y también fue prohibida. Elizondo sufrió también un ataque a su casa, que fue destruida y saqueada, y el secuestro y tortura por tres días de su mujer.

Entre 1979 y 1980, la compañía de mimo de Elizondo también realizó presentaciones clandestinas, en una casa, para evitar la censura. Allí se presentaba la obra “Periberta”. La leyenda del Kakuy, por su parte, fue presentada nuevamente en Alemania en 1982.








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La compañía de mimo de Ángel Elizondo estrenó el 19 de setiembre en el Teatro Estrellas un espectáculo basado en la leyenda del kakuy. El grupo ha trabajado en forma de creación colectiva añadiendo a las variadas interpretaciones ya existentes de la leyenda la suya particular, que nos conduce a un enfoque sumamente interesante de algunos valores de nuestra cultura.

El elenco se estructura con gente salida de la escuela de mimo (la primera en el país) creada por Elizondo y es el mismo que con gran éxito representó “LOS DIARIOSSS” durante tres temporadas.

Su mirada hacia lo primitivo los llevó a trabajar desnudos en gran parte de la obra.








- ¿Cuál es tu concepción del mimo?


- Nuestra definición es que el mimo es la obra de arte y el intérprete de los roles o papeles de dicha obra, por lo tanto con una sola palabra designamos a la obra y al intérprete.

Dentro de los canales de comunicación del cuerpo hay tres posibilidades básicas que son el movimiento, la acción y el gesto. Una persona que se expresa a través del movimiento es un bailarín, la que lo hace a través del gesto es un mimo que hace pantomima. Según nuestra concecpción el mimo es un ser, un actor, que se comunica y expresa a través de la acción. Nosotros no abordamos la pantomima, la utilizamos solamente en la escuela como una materia de estudio para saber desde nuestro punto de vista lo que no hay que hacer. Esto no quiere decir que no utilicemos el gesto, sino que sólo lo usamos como medio para la expresión. Nuestra idea es que el actor mimo tiene que tener una técnica muy evolutiva, muy cambiante. El hecho de haber sido los primeros en Argentina que utilizamos ruidos y palabras como forma de comunicación, que intentamos hacer un espectáculo desnudos en el 65, que hicimos uno de nueve horas de duración en la Rural en el 70, les da una idea de nuestras intenciones. Yo pienso que estamos en la línea de gente que quiere evolucionar, que quiere cambiar, ir hacia delante y que pretende que el mimo no se atenga a un modelo prefijado.


- ¿Cuál es la diferencia en el tratamiento del gesto y la acción del mimo y del actor de teatro?


- Muchas veces nosotros, en una charla, por ahí decimos que el mimo es el arte de la acción, y te dicen: nosotros, los actores de teatro, también trabajamos acciones físicas. La diferencia está en que si bien el teatro también es el arte de la acción corporal, para nosotros la acción es el fin, o sea que es nuestro lenguaje; en cambio, para el teatro, la acción es el medio que lleva a otro lenguaje. Mientras el teatro plantea la acción para la verdad, nosotros la planteamos para la comunicación, por eso nosotros podemos enseñar el lenguaje de la acción, mientras que un actor no lo puede enseñar; el actor lo puede vivenciar, que es distinto. El actor de teatro tiene la palabra, por ella logra la comunicación, y lo otro sólo rellena. Ahora hay algunas corrientes que buscan comunicarse a través de la acción, pero son sólo atisbos, por la falta del lenguaje.


- ¿Cuándo incorporan la palabra?


- Para nosotros la palabra es el medio para que nuestro arte sea más vital, para que se entienda. No sé si se entiende objetivamente, tal vez se entienda a nivel inconsciente; es que un mimo se dedicó a la acción no porque no pueda hablar, sino porque le interesa la acción como forma de comunicación. Por eso, en algunos espectáculos, hemos puesto palabras, aunque en esta última obra no pusimos ninguna; pero sólo se utiliza para ligar con los otros terrenos, con la salvedad de que a partir de que la palabra es la que comunica la cosa, ya no es posible utilizarla. Porque si no cambiaríamos el canal de comunicación; para nosotros la palabra es apoyo, al revés del teatro. No es que sea malo, pero no es lo que buscamos nosotros, que es justamente el enriquecimiento de una zona que el ser humano ha dejado de lado, ese es el problema. Me parece que a través de la radio, la TV y los diarios se llegó a una sobrevaloración de la palabra, a tal punto que se pensó en algún momento que podían transmitir todos los conceptos a través de ella; nosotros queremos significar que no es lo más importante, pero tampoco le veo sentido a aislarla definitivamente porque es parte de nuestra expresión. Lo auditivo se divide en tres canales o sea el ruido, el sonido y la palabra. El sonido y el ruido me interesan más porque son acción; mientras que la palabra es más elaboración, que corresponde en general a una abstracción.


- ¿Cómo está estructurado el trabajo en la escuela?


Nosotros creemos que para que una persona se comunique bien corporalmente, tiene que pasar por tres etapas de comunicación: consigo mismo, con el otro y con los otros. O sea, tratamos de cubrir la comunicación individual, interindividual y colectiva, pero como base nos interesa la grupal no como excluyente de otros niveles. Por eso, en nuestra escuela, el trabajo está organizado en forma grupal sin olvidar la parte individual, nuestra estructura de clases comprende grupos de 30 personas, porque pensamos en una didáctica para mucha gente, lo que a veces nos plantea problemas, porque hay gnete que está acostumbrada a un nivel individual de trabajo. La idea es la misma para los espectáculos, por ejemplo en los dos últimos la creación de la obra, como la dirección han sido encaradas grupalmente, sin olvidar lo individual, el grupo más solidificado es libre creativamente pero el total de la cosa está muy llevada por la persona que dirige, que en este caso soy yo y que puede ser otro, porque sino es muy difícil conseguir unidad en una obra de mucho tiempo y con bastante gente.


- ¿Por qué eligieron para escenificar la Leyenda del Kakuy?


- Todos nuestros espectáculos se han hecho a partir de nosotros, de nuestras ideas; nunca tradujimos a nuestro lenguaje una obra de teatro, por ejemplo. Ahora pensamos que habíamos llegado al momento de traducir algo a nuestro lenguaje. Nos encontramos con serios problemas, porque la narración de este tipo de literatura –mitos, leyendas- es muy lineal, va directo al fin, el tipo de narración corporal como nosotros lo entendemos no es lineal, porque al cuerpo le es más difícil seguir las líneas rectas. La diferencia de traducir y decir todo lo que en el otro lenguaje no se podía, porque estaba condicionada por el fin, fue interesantísima. Es por eso que ponemos especial acento en los sueños y en la infancia que la leyenda no menciona. Además surgió de una necesidad personal de hacer cosas que tuvieran que ver con lo argentino, con lo americano.


- A ustedes les interesaba hacer algo que fuera folklore: ¿qué tipo de lectura de la Leyenda lo acercó a esa idea?


- El concepto de folklore es dinámico. Nosotros queríamos hacer algo que represente al pueblo en un sentido social, al total de personas que constituyen una comunidad, para lo cual teníamos que tomar todas las versiones y lecturas posibles de la leyenda porque el folklore se va constituyendo con el aporte de todas las personas. Por ejemplo, yo invento un verso, y a vos te gustó, y le ponés tu subjetividad, y yo dije “el árbol que veo allá es lindo como la flor” y vos otro día estás al lado de una chica que te gusta y le cambiás el “la flor” por “mi flor”, y así se va transformando de acuerdo a las circunstancias y necesidades, hasta que en algún momento a través de todos esos aportes, se consigue la copla que designa el sentimiento colectivo de ese pueblo, pero que con otra desviación se produce el sentido colectivo de otra comunidad, entonces, para unir todas las comunidades y representarlas es necesario unir todas las estructuras folklóricas, porque el folklore es anónimo, dinámico. Nosotros quisimos hacer con esto algo que fuera folklore, en el sentido de que nadie puede adjudicarse su creación, es de la comunidad, de todo el grupo. Nadie puede decir que ésta o aquella es mi parte, yo no sé si es folklore pero tiene todas las características. A mí me contaron la leyenda de una manera muy distinta cuando era chico, de cómo se cuenta ahora y como se cuenta en Santiago, me llegó la leyenda de una forma simple porque correspondía a una faz moralista que tiene mi familia. Mientras en otros lugares se adorna más la cosa, se narra más y se está menos en función de la moraleja. La intención es que sea folklore –no folklórico, entonces adoptamos los condicionamientos nuestros, es decir el teatro como lo tenemos, nuestra necesidad de mostrar el cuerpo y toda una cantidad de cosas que no son racionales, pero corresponden al ser humano.


- ¿Qué experiencia rescataste al trabajar en este espectáculo?



- Los actores deben estar perdiendo entre un 20 y un 30% de su rendimiento al trabajar desnudos, esto te dará una idea de que el problema aún no está resuelto. El otro día hice una experiencia, hicimos lo mismo vestidos y la entrega aumentaba. Esto sirve para darse cuenta que hay que atacar el problema a fondo, de entrada, de ahí que nosotros hicimos todo un trabajo previo. Todo fue manejado con ejercicios a través de la vista y el tacto para un reconocimiento adecuado. Esto nos permitió manejarnos de una manera más natural, sin mayores desviaciones desde un punto de vista exterior. Evidentemente también hay una cosa que es mucho más difícil y que tratamos de solucionar y es la problemática de uno mismo, con el cuerpo y el desnudo. Si bien no está todo resuelto, se hizo lo que se pudo. Además, el arte no tiene por qué ser perfecto, sobre todo en lo que hace a abrir caminos y de buscar cosas nuevas.


- ¿Cómo reaccionó el público?


- Hay una cosa que es muy curiosa. Yo no sé si es por el tema que es dramático, pero hay mucho silencio. En un momento había previsto que la gente se riera y no se ríe ni por casualidad, yo pienso que es porque le cuesta mucho seguir el hilo de la historia. Y esto tal vez se deba a que están muy pendientes del desnudo, porque les centra mucho la atención y los desvía del desarrollo de la historia.


- ¿Cuáles son los proyectos?


- Tenemos un espectáculo que se llama “expert liberty”, es decir, experiencia en libertad teatral, conjunto de obras chicas –lo contrario de lo que hacemos ahora- presentadas en un taller de investigación y experimentación que tenemos, son trabajos aislados de una persona o pequeños grupos. Está casi la mitad y se daría en un teatro para gente que le interese la experimentación. Hoy hacemos el “Kakuy” de hora y media con un hilo dramático, mañana obras cortas y pasado tal vez hagamos el “Apocalipsis” que es un espectáculo de 3 horas en base a situaciones y personajes.




Reportaje: Oscar Salorio





























 Videos: 

 La leyenda del Kakuy













Angel Elizondo 


Nació en El Pucará, Rosario de Lerma, provincia de Salta, hijo de Alberto Elizondo y de Antonia Teresa Quiroga. Casado con Isabel Larguía en 1958, hijo Sebastián, y luego con María Julia Harriet en 1972, hija Julia Elena. Pasó su primera infancia a caballo en la finca de su abuela Silveria Gutierrez, luego en los pueblos de Rosario de Lerma, Joaquín V. Gonzalez, lugar al que fue destinado su padre, tal vez en cumplimiento de otro de sus legados culturales: ser ferroviario, por amor y por tradición, y sobre todo Campo Quijano donde actúa y dirige teatro en forma espontánea, vocacional e independiente. En dicho lugar llegó a ser “emérito” arquero del club de futbol “UNIÓN HUAYTIQUINA” y fundar, a pesar de su estatura, un club de básquet (deporte inexistente en dicho lugar): el Sportivo Social Quijano. Integró el seleccionado mayor de la liga de futbol del Valle de Lerma a los 17 años.

Posteriormente se acercó y formó parte del grupo popularmente llamado “Los locos Dávalos”, hijos del gran poeta salteño Juan Carlos. En dicho grupo conoció y trabó amistad con los pintores Ramiro Dávalos y Roberto Ciro Bustos, el poeta Raúl Araoz Anzoátegui, el poeta Ervar Gallo Mendoza, el Cuchi Leguizamon, integrantes de los Chalchaleros y Fronterizos, el periodista César Perdiguero, Barbarán Alvarado, el poeta Manuel Castilla, el Pajita García Bes, el poeta Jacobo Regen, el gordo Flores, etc. Y por supesto Jaime, Arturo y Chiquilín Dávalos.

Una anécdota: No hace mucho tiempo Dalmiro Saenz le preguntó a Angel Elizondo si había tenido alguna vez becas. Este lo contestó que no. Con el desarrollo de la conversación, luego de rememorar esa época, le dijo Dalmiro: “¿cómo que no tuviste becas?, ¿eso qué es?”.

Posteriormente se radicó en la selva (Colonia Santa Rosa) lugar en el que se desempeña como maestro de escuela, gracias a la habilitación que se otorgaba a los interesados no docentes para zonas limítrofes, desoladas o peligrosas y a la intermediación del poeta Don Juan Carlos Dávalos.

En el año 1954 viaja a Buenos Aires con el objetivo de estudiar el arte del teatro. A poco de su llegada tiene la fortuna de formar parte del teatro de la Luna, donde comienza a aprender el oficio prácticamente. Interviene como actor en: "El herrero y el diablo" de Juan Carlos Gené con dirección de Roberto Duran y José María Gustierrez en el “Teatro de la Luna”, “Tango” de Rodolfo Kusch, con dirección de Carlos Gandolfo y E. Lopez Perttierra en el “Teatro de la Máscara”,“Margarita” de Madeleine Badulée, dirección de Roberto Durán, en distintos sitios de la Capital, programados por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, “Señores y señoras del tiempo de antes” de Juan Carlos Gené y Eduardo Fasulo, dirección de Juan Carlos Gené, en distintos lugares de la Capital programados por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.

En el año 1957 viaja a París, Francia, dónde estudia Mimo, Pantomima y Expresión Corporal con Etienne Decroux y Jacques Lecoq. Actúa durante tres años en la Compañía de Maximilien Decroux participando en el año 1959 en el Festival de la Vanguardia que tiene lugar en Paris. Dirige los “Ballets Populares de América Latina”, en gira por ciudades de Francia, Finlandia, Líbano, etc. Realiza la coreografía de “La Grande Machine”, de Jean Jacques Azlanian en el “Thèâtre de Plaisance”, París y la mimografía de “Ping Pong Players”, de Saroyan en el “Centro USA”, París. Interviene en un espectáculo sobre “Poeta en Nueva York”, de García Lorca, con dirección de Sara Pardo. Este espectáculo obtiene el “Premio Fuera de Concurso, con Felicitaciones del Jurado” en la Universidad del Teatro de las Naciones- París 1962. Integra la Delegación Argentina en la Bienal de París- 1963. Realiza un espectáculo en el “Théâtre de l’Etoile”, cuyo primer contrato de dos meses fue prolongado dos veces en función de su repercusión.

En el año 1964 regresa a la Argentina y se instala en Buenos Aires donde funda la “Escuela Argentina de Mimo, Pantomima y Expresión Corporal”, primera en su género en el país. Hoy dicha escuela se llama “Escuela Argentina de Mimo, Expresión y Comunicación Corporal”. Realiza trabajos de experimentación en los Hospitales Neuropsiquiátricos Borda y Moyano con el Dr. Jaime Rojas Bermúdez. Es invitado a numerosos encuentros y congresos de Psicodrama, otros de Psicoterapia, Psicología o Psiquiatría. Da cursos en la Asociación Argentina de Psicodrama y Psicoterapia de Grupo, sedes Bs. As .y La Plata, la Escuela Nacional de Arte Dramático, la Escuela de Teatro de Bahía Blanca, la Escuela Superior de Danzas de La Plata, la Escuela Nacional de Teatro de Perú, etc. En 1973 es socio fundador de la Asociación Argentina de Mimo. Participa en “Tango Comunicando” espectáculo creado y dirigido por Edmund Valladares, junto a Astor Piazzola, Lucio Demare, Ciriaco Ortiz y otros. Con Alberto Sava y Carlos Palacios dirige el “2° Congreso y Festival Latinoamericano de Mimo” que tuvo lugar en el teatro Municipal General San Martín en el año 1974. En 1982 realiza una gira por Alemania y participa en diferentes fechas en Festivales Internacionales. Fue nominado varias veces y en el año 1983 estuvo en la terna final para el “Premio Moliere”, máxima distinción teatral que se otorgaba en la época en Argentina. En el año 1985, formó el “Grupo Mimo 21” que presentó “HAMBRRRE” en el Teatro Catalinas. Bajo la dirección de Angel Elizondo, desde 1965, la Compañía Argentina de Mimo realizó veinticinco espectáculos diferentes completos, además de otras actividades, colaboraciones y pequeñas obras. Recibe el premio a la trayectoria del Instituto Nacional de Teatro – 2003. Recibe el “Premio Podestá” de la Asociación Argentina de Actores a la Trayectoria Honorable en el Congreso de la Nación – 2004. Recibe el “Premio a la Trayectoria, Teatro del Mundo” de la Universidad de Buenos Aires – 2005. Ensaya actualmente el espectáculo “La Salamanca” que se presentará en la ciudad de Buenos Aires en el 2011.



Biografía extraída de: 

http://www.escuelademimo.com.ar