El nacimiento del blog:

La canción es la misma 




Viernes 9 de noviembre de 2012. Tras un día intenso de trabajo en dos escuelas, bajo un cielo gris con garúa y alerta de tormentas, me dirijo con mi familia al cine del Alto Rosario. Vamos a ver a Led Zeppelin: Celebration Day.


Desde el primer sonido hasta el Rock and roll final, disfrutamos cada minuto de las dos horas del film, que presenta al grupo en el 2007 en el Arena de Londres. Vemos los dedos mágicos de Jimmy Page sobre una guitarra que pasa del gemido al delirio, del punteo blue de Since I´ve been loving you a la explosión de Dazed and confused. Robert Plant desgrana una voz conmovedora aún sin los agudos de otros tiempos. John Paul Jones está en forma, firme en el bajo y los teclados, y en lugar del fallecido John Bonham está su hijo Jason, que sin duda heredó la polenta del padre.


La emoción me hizo redoblar la apuesta del tango, y pensar que cuarenta años no es nada. Es que el film del director Dick Carruthers no tiene nada que envidiarle a The song remains the same, aquélla que los mostraba en el Madison Square Garden en 1973, y que vi repetidas veces en las rituales trasnoches del cine Lara, sobre Avenida de Mayo, allá hacia finales de los 70. Sí. La canción seguía siendo la misma.

En esas dos horas de disfrute mi mente parece estar completamente absorbida por la música de Led Zeppelin. Pero no. Algo más sucede. Algo extraño. Una parte de mi mente decidió hacer un viaje paralelo. No sé bien como comenzó. Posiblemente lo primero fue una extraña asociación de ideas. Concentrado en el rostro relajado y con algún rasgo oriental de Jimmy Page, creo ver un parecido con alguna persona que conozco, y después de unos instantes pienso que tal vez tenga una pizca de Jorge Dorio, el coequiper de Alejandro Dolina en La venganza será terrible, que suelo escuchar casi todas las noches.


Recuerdo entonces que con Dorio compartimos, allá por 1978, algunos encuentros en un bar de calle Corrientes, tal vez La Paz o La Giralda. El motivo de esas charlas era la posibilidad de encarar proyectos conjuntos entre los miembros de dos revistas que salían por entonces. Una se llamaba El Alquimista, y además de Dorio estaban entre sus gestores el tecladista Marcelo Kaplán y el luego famoso cantor uruguayo Jorge Nasser. La otra revista era Propuesta para la juventud, o simplemente Propuesta. Ahí estaba yo, junto a su director Silvio Winderbaum, a Oscar Zarco, a Daniel Otero.


En seguida, otra asociación me llevó a la revista Propuesta. Estaba observando, como una característica particular de Zeppelin, al menos en el concierto que mostraba el filme, que el permanente contrapunto entre la voz de Plant y la guitarra de Page constituían el centro del desarrollo musical, una comunión que dinamizaba y daba fluidez a las canciones. Lo que me trajo el recuerdo de una de las tapas de Propuesta, para la cual  habíamos elegido, justamente, una foto en que esos dos tremendos músicos – con unos cuantos años menos encima - aparecían casi como en un abrazo, una simbiosis de cantante y violero hecha imagen fotográfica.


La tercera aparición de Propuesta en paralelo a la visión de la película ya no guardaba relación con ésta. Recordé que hace un tiempo, tal vez un año, había googleado para ver si había referencias de la revista, y me encontré con que era poco y nada lo que aparecía en la red.


Y hubo todavía un cuarto recuerdo, también reciente. Fue en ocasión de cumplir una de mis rutinas placenteras: la lectura de las contratapas de Juan Forn los viernes en Página 12. En una de ellas, publicada en marzo de 2011 y titulada Calamar en su tinta, Forn rememora sus tiempos juveniles de cadete, y dice textualmente: “el Expreso Imaginario los bautizó en una de sus tapas los Superman de los Subtes”. Entonces pensé que la memoria le había jugado una mala pasada a Forn, ya que esa nota había aparecido en Propuesta, firmada por Oscar Zarco, y no en el Expreso Imaginario, que era por entonces la máxima referencia en revistas alternativas.




El asunto es que poco después de medianoche salíamos del cine y subíamos a un taxi – la tomenta ya había empezado – maravillados mi mujer, mi hija y yo con la poderosa música de los Zeppelin que no dejaba de sonar en nuestros oídos. Una excelente forma de terminar la semana. Pero algo seguía dando vueltas en mi cabeza. Al rato, ya en casa, caí en la cuenta. Una idea se había instalado: hacer un blog para rescatar la experiencia de Propuesta. Es éste. 

Eduardo Mancini (Néstor Mosaico)