Entrevista  a  
Alejandro  del  Prado  y  Saloma



En Propuesta Nº 11 – Noviembre de 1978








SALOMA





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En octubre de 1978 Ricardo Holcer entrevistó a los cuatro integrantes de Saloma. Éste era un grupo de música urbana formado en 1976. Estaba integrado por Alejandro del Prado (voz, guitarra, piano, sintetizadores, percusión y batería); Cristina Ghione (voz y flauta traversa); Hugo Romero (voz y guitarras); y Jorge Santiago (bajo y sintetizador).

El nombre derivaba del verbo castellano salomar, cantar trabajando, y fue sugerido por Raúl Carnota. Además del empleo de ritmos urbanos y folclóricos, el grupo se destacaba por musicalizar letras de poetas, como Raúl Gonzalez Tuñón, Osvaldo Ardizzione y Jorge Boccanera.

En 1977 editaron su único long play, Canciones de Buenos Aires, al que se refieren en la entrevista. En ese disco participaron también Daniel Binelli (bandoneón); y Juan Carlos Cuacci (arreglos corales). Al año siguiente de la entrevista Soluna participó en el ciclo de recitales organizados por Propuesta en la Sala FEC, presentándose el 25 de mayo y compartiendo el concierto con Alejandro Correa.

A fines de 1979 el grupo se disolvió. Alejandro del Prado, quien fuera albañil, maestro de escuela y preparador físico en las inferiores de Argentinos Juniors, inició entonces una carrera solista como cantautor en la que popularizaría, entre otros, los temas Aquella murguita de Villa Real, Los locos de Buenos Aires y Tanguito de Almendra. Cristina Ghione siguió su carrera como compositora y dirigió espectáculos de teatro y murga. Hugo Romero continuó su actividad en el ámbito del tango, destacando su dúo con Daniel Binelli durante 14 años.



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“¡Qué suerte que vinieron, estábamos por escribirles!”. Francamente estos casos de telepatía entre el entrevistado y nosotros, no es de lo más frecuente. Por eso, nos alegró mucho cuando los chicos de Saloma nos recibieron con estas palabras, al comunicarles que veníamos de Propuesta.




- ¿Cómo nació Saloma?


Hugo – El grupo se formó para cumplir una tarea de tipo profesional. Cristina y Jorge tenían un compromiso musical para trabajar en un crucero a bordo, y como se disolvió el grupo de ellos nos llamaron a Alejandro y a mí. A partir de allí comenzamos a tener discusiones y decidimos seguir juntos como “Saloma”. Esto fue para enero del 76.

Jorge – Nuestra primera presentación oficial como “Saloma” fue en agosto de este año en La Fusa, donde hicimos un espectáculo con el poeta y periodista deportivo Osvaldo Ardizzone, que se llamó “Chau ventarrón”. Fue la primera vez que tocamos un repertorio íntegramente nuestro.


- ¿Cómo encaran el trabajo de composición?


Cristina – Alejandro aporta los temas y el resto del grupo elaboramos lo demás.

Alejandro – Comencé a componer hace 7 u 8 años o más, mis primeros trabajos fueron con Ardizzone. Nunca estudié composición, siempre fui un intuitivo. Me gusta musicalizar la poesía que me interesa, por ello trabajo con poetas como González Tuñón, Jorge Alejandro Boccanera o Joan Manuel Serrat.


- ¿La poesía tiene un lugar importante en “Saloma”?


Cristina – Sí, fundamental. El nivel poético es para nosotros tan importante como las voces o la instrumentación. Hemos llegado a sentir la poesía de manera nueva y distinta y a identificarnos con los poetas que cantamos.

Jorge – Intentamos llevar la música y la poesía a un nivel de calidad parejo; ya que muchos grupos descuidan un aspecto en función del otro.

Alejandro – Nos sentimos útiles cuando la gente se acerca a preguntarnos por los poetas que interpretamos.


- Ya que hablás de sentirse útil, ¿cuál creés que debería ser la misión del músico?


Alejandro – Yo leí hace poco que el creador lleva inmersa la intención de mejorar en los demás la forma de ser. Es un poco la vocación docente que tenemos los miembros del grupo. No nos interesa tanto un músico excepcional tocando para 80.000 personas, sino que estas personas puedan hacer música.

Hugo – Se trata de que la gente pueda liberar sus inquietudes artísticas. Tengo amigos que tocan la guitarra o la flauta y no pueden hacerlo como quisieran porque tienen que trabajar. El ritmo de nuestra sociedad impide a muchos tener tiempo para poder expresarse, y ser de esta manera un artista más.


- ¿Qué opinan de todo el asunto de la profesionalidad?


Jorge – Habría que definir qué se entiende por músico profesional. Generalmente en la jerga musical se llama así a un señor que tiene colgado un taxímetro del cogote. Llega a una grabación, baja la banderita, toca 15 minutos y se va. Estos tipos, que no son muchos porque hay que meterse en determinada trenza, ganan mucha guita. Pero hay que ver hasta qué punto se puede decir que esta gente está haciendo música si la entendemos como arte. Una cosa es ser artista y otra es ser un obrero de la música. Ahora, si tratás de jugarte por lo que vos creés que es tu música, lo que vos querés expresar… te diría que es bastante difícil.


- ¿Ustedes viven de Saloma? (todos sonríen y miran a su representante presente en la nota).


Hugo – La tendencia es esa. Inclusive en un principio tocábamos en restaurantes, concerts y boliches parecidos, pero nosotros crecimos y los dueños de los boliches hicieron exigencias incompatibles con el nivel al que habíamos llegado con nuestra música. Entonces dijimos: no, vamos a vivir con recitales, y además cada uno tiene un rebusque; yo, por ejemplo, enseño guitarra.


¿Todos tienen ocupaciones extra-musicales?


Cristina – No es fijo. Según como venga el mes. En la medida de que podamos tratamos de bancarnos con lo que nos deja Saloma.

Alejandro – La música no puede ser tomada como un hobbie. Es lindo saber que la guita que te puede venir depende de la música, así la encarás con todo. Per hay que tener muy en cuenta lo que decía el maestro Osvaldo Pugliese: “Se vive para la música o se vive para la guita”. Esto hay que tenerlo claro.


- Dentro de la temática musical de Saloma predominan los candombes, las milongas, los tangos… ¿Se podría decir que hay una intención de expresar lo ciudadano, lo rioplatense?


Alejandro – Estamos en un proceso de elaboración y sería difícil definir nuestra música. Pero sí podemos hablar de un sonido Saloma que sí tiene mucho de lo que decís.

Hugo – De Piazzolla en adelante resulta difícil definir qué es la música ciudadana. Pienso que estamos enrolados en el sonido de Buenos Aires, inclusive tuvimos la necesidad de incorporar al bandoneón.


- ¿Cuál es la respuesta que reciben del público?


Cristina – Tenemos públicos de todas las edades, tamaños, diámetros y colores. No existen barreras generacionales entre quienes nos escuchan. Días atrás tocamos por primera vez par aun público de rock junto con otros grupos.

Jorge – Fue para el día de la primavera en el Colegio Cuba, y teníamos mucho miedo de lo que podía pasar porque siempre se nos dijo que lo que nosotros tocábamos no puede entenderlo la gente del rock. La alegría fue intensa cuando vimos que a los chicos les gustaba lo que hacíamos. Es una experiencia que volveremos a repetir. Muchas veces se dice que el público es etiquetador pero eso es falso. Acá hay empresarios que saben hacer las cosas de determinadas maneras y no pueden ir más allá. Esos son los verdaderos culpables de que la evolución musical en nuestro país siga a los tumbos y que aún se discuta si lo que hacen Piazzolla y la Rinaldi es tango o no.


- ¿Cómo accedieron a la grabación del long play?


Jorge – Después de recorrer prácticamente todas las grabadoras de Buenos Aires. Hay problemas de muy difícil solución, especialmente para los grupos nuevos como nosotros. Por ejemplo: la compañía grabadora no te toma si no tenés un representante. Y esto no lo conseguís si no tenés un disco. Entonces no teníamos representante porque no teníamos disco, y no teníamos disco porque no teníamos representante. Problemas como éste hay miles.

Hugo – Por otro lado teníamos claro que era preferible no grabar a hacerlo mal. En consecuencia teníamos ciertas exigencias respecto al material y horas de grabación, que hacían que todas las compañías salieran corriendo.

Alejandro – Finalmente encontramos unos locos que se tiraron a la pileta con nosotros y así se grabó.


- ¿Están conformes con la grabación del LP?


Cristina – Conformes con la grabación y disconformes con el matrizado y el material técnico. Fue hecha en un estudio chico con una consola de ni siquiera 8 canales, sino 4 x 4.


- ¿Cuáles son los próximos pasos de Saloma?

Cristina – Para diciembre estamos preparando un gran recital de fin de año. Para ello queremos comprar nuevos instrumentos.




Reportaje: Ricardo Holcer







Tres canciones de Saloma



Del único disco del grupo presentamos tres canciones. La primera, Salud a la Cofradía, con la letra del poema Canción para vagabundos de Raúl González Tuñón. La siguiente, ¿Qué haré con este corazón?, es con letra de Jorge Boccanera. En ambos casos, la música pertenece a Alejandro del Prado. La tercera, A 27 nudos, es un instrumental muy grosso y tanguero, vale la pena. 




Salud a la cofradía


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Salud a la cofradía

trotacalle y trotamundo.
Todo nos falta en el mundo, 
todo menos la alegría.

Y viva la santa unión
de Sin ropas y Sin tierras.
Todo nos falta en la tierra.
Todo menos la ilusión.

Corto sueño y larga andanza
en constante despedida.
Todo nos falta en la vida. 
Todo menos la esperanza.

Amigos de las botellas
pero poco del trabajo.
Todo nos falta aquí abajo.
Todo, menos las estrellas.

Inofensiva locura,
sin razón de vagabundo.
Todo nos falta en el mundo.
Todo, menos sepultura.

Prosigamos, si dios quiere,
nuestro camino sin dios,
que siempre se dice adiós,
y una sola vez se muere.






Que haré con este corazón



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¿Qué haré con este corazón?
¿Derribarlo a mentiras?
¿Ahogarlo con palabras?
¿Tirárselo a los perros?
¿Serrucharle un peldaño?
¿Olvidarlo en un taxi?
¿Reducirlo a ceniza?
¿Arrojarle las piedras más negras de la noche?

¿Qué haré con este corazón

desordenado y triste
que no responde a nada
ni recuerda su nombre
desde aquélla emboscada entre sus pechos?







A 27 nudos


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Si te quedaste con las ganas de escuchar

el disco completo



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